Emilio Pettoruti nació en La Plata, en 1892. En 1913, viajó a Europa becado por el gobierno de la provincia de Buenos Aires. Allí conoció a Giacomo Balla (1871-1958) y a Francesco Tomaso Marinetti (1876-1944), representantes del Futurismo, y entabló amistad con Juan Gris (1887-1927), quien le abrió las puertas a del Cubismo. En 1924, juntos con Xul Solar, Expuso sus cuadros, por primera vez, en Buenos Aires. Así, ambos artistas demostraron que habían traído a la Argentina las nuevas estéticas y técnicas de vanguardias extranjeras. A partir de ellos, quedó instalada la nueva Modernidad en el ámbito artístico local.
Sin embrago, la muestra -que tuvo lugar en la galería Witcomb y marcó el inicio de las vanguardias en la Argentina- originó críticas adversas que manifestaron la incomprensión del nuevo lenguaje propuesto por el pintor, a quien incluso se acusó de destruir el arte nacional.
Pintó naturalezas muertas, copas, arlequines, soles, y, a partir de la década de 1950, en sus telas entraron peajaros, mariposas, siempre con el objetivo de crear una nueva realidad a partir de la construcción y del color. La luz cumplió un papel protagónico en sus obras: ocupa grandes planos, a veces transparentes, y sirve como una forma que penetra desde el exterior y crea, de esta manera, un ambiente lleno de misterio. La estilización de todos los elementos utilizados y la exageración en la economía de medios fueron los recursos que, finalmente, llevaron a Pettoruti a la abstracción.
Emilio Pettoruti, Naturaleza muerta, 1923.
Tinta, 22 x 27 cm. Galería Vermeer, Buenos Aires.
El autor organizó este cuadro a partir de los planos de luz y mediante la utilización de las texturas visuales.
Emilio Pettoruti, Señorita con abanico verde, 1924.
Óleo sobre tela, 150 x 75 cm. Colección Museo Sívori, Buenos Aires.
La utilización de grandes planos y de colores saturados, sumada al abandono de la perspectiva tradicional, remite esta obra al Cubismo Sintético de Juan Gris.
Sin embrago, la muestra -que tuvo lugar en la galería Witcomb y marcó el inicio de las vanguardias en la Argentina- originó críticas adversas que manifestaron la incomprensión del nuevo lenguaje propuesto por el pintor, a quien incluso se acusó de destruir el arte nacional.
En esos momentos el ambiente artístico del país, con su centralización en Buenos Aires, recién comenzaba a afianzarse y a renovarse, a dejar de lado las propuestas académicas e impresionistas de fines del siglo XIX y principios de siglo XX. Sin embargo, esta intención de cambio no impidió el rechazo de las estéticas aportadas por Pettoruti y por Xul Solar.
Además de pintor y dibujante, Pettoruti cumplió otras tareas que utilizó como un medio para difundir las nuevas tendencias artísticas: dictó clases en su taller, publicó artículos en revistas y fue director del Museo Provincial de Bellas Artes de La Plata, desde 1930 hasta 1947. En 1953, se estableció en París, y exhibió sus trabajos en Francia, Italia, Alemania, Inglaterra y Suiza. Falleció en París, en 1971, luego de una ardua labor y después de haber obtenido, finalmente, el reconocimiento de su país de Origen.
La obra de Pettoruti
En su producción pictórica, Emilio Pettoruti transitó por diversas etapas. En un principio, establecido en Italia, frecuentó a los artistas futuristas, de quienes tomó la idea de la representación abstracta. Luego, en París, recibió la influencia del Cubismo, en especial del español Juan Gris, y tras exponer sus trabajos en Alemania, regresó a Buenos Aires.
La obra que presentó en la galería Witcomb en 1924 estaba formada por 86 trabajos en total, entre ellos: pinturas, dibujos, mosaicos, diseños diversos y escenografías para teatro de títeres. Fueron sus pinturas evocadoras del Cubismo las que levantaron la ira del Buenos Aires de entonces.
Emilio Pettoruti, Sol argentino, 1941.
Óleo 98 x 68cm. Museo Nacional de Bellas Artes, Buenos Aires.
En este óleo, la luz es representado mediante un gran plano amarillo; de esta manera, ella se convierte en protagonista.
A través de su obra, Pettoruti logró darle un valor propio al cuadro, al que independizó del motivo representado. Sus formas puras y planimétricas, junto con la reducción de los medios expresivos empleados, permiten ver con mayor claridad los colores y la organización de cada uno de sus pinturas.
Emilio Pettoruti, Mariposa luz, 1962.
Óleo 130 x 97cm. Colección Jorge Andelman, Buenos Aires.
A partir de una síntesis de elementos naturales, Pettoruti llegó a plasmar la abstracción es sus cuadros.
Podemos apreciar en vivo, en el Museo Nacional de Bellas Artes, las siguientes obras de Pettoruti: http://www.bellasartes.gob.ar/coleccion/buscar?q=pettoruti
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